Joe Barcala
20 de noviembre
En esto del análisis de obras literarias nos encontramos con que el narrador de una obra se dirige a alguien al contar la historia, ese es el destinatario, una persona externa a la historia que cuenta a quien le está "platicando" lo ocurrido. Es un receptor externo de la historia: "Tengo en mente aquel momento en el que Juan recibió la carta, cualquiera de nosotros sabe a ciencia cierta el contenido de la misma" En este ejemplo, "nosotros" es el narrador y alguna otra persona a quien le está contando que Juan recibió la carta...
Cuando se analiza una novela, si estos elementos de destino aparecen, deben hacerse notar. Pero hay uno más: el narratario: que es una colectividad concreta a quien el narrador destina su escrito, algo así como contarle la historia de México a los niños de la escuela, ellos son su narratario, su público meta, a ellos les habla con un lenguaje que puedan entender. Echándole coco, todas las obras literarias tienen como destino algún público, ese que queda de manifiesto dentro de la obra por las palabras que utiliza el autor, por la familiaridad o lejanía con la que nos cuenta su historia.
Para mayor claridad, el destinatario es como una persona a quien se dirige la historia, como cuando te comunicas por teléfono y piensas que hablas con la persona indicada, así que le hablas incluso con groserías, y resulta que es ¡su papá! Y el narratario es como una conferencia a un público determinado, a un narratario que queda entendido por las palabras que usa.
Joe Barcala
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