Joe Barcala
17 de noviembre
Encontrar los elementos que permiten hacer creíble una historia como podría serlo una cantina en el viejo oeste, con caballos atados fuera, con un bebedero para ellos, con gente usando botas en lugar de tenis (Volver al futuro III) no es lo único que hace verosímil una historia.
Existe en literatura un concepto que se le conoce como "pacto ficcional" que se lleva a cabo entre el lector y un texto narrativo que acepta los conceptos fantasiosos dentro del contexto de los personajes: si una sociedad ya tiene grandes avances tecnológicos es lógico que tenga armas como las espadas láser.
Si una novela narra la vida de un personaje de ficción, inventada por el autor, dentro de un contexto real como la Segunda Guerra Mundial (El diario de Ana Frank) y las pesadillas reales que vivieron los hombres y mujeres destinados al exterminio, la novela se vuelve más atractiva para las personas, haciendo el éxito de las ventas. Porque a los lectores les fascina que una historia sea verosímil, creíble, aparentemente verdadera. No importa que sea desde el ángulo muy particular de un personaje, aunque esté loco, como Los renglones torcidos de Dios de Torcuato Luca de Tena.
Si se habla de los Mara Salvatruchas, lógico es que nos encontremos con un mundo en el que se habla con un lenguaje soez, con insultos, gente con tatuajes, etc. De otro modo, quedará como increíble, pero no sólo eso, podría romper con el pacto ficcional y el lector se sentirá invitado a abandonar la lectura, porque no le gusta sentirse engañado, de hecho prefiere sentir que se le está contando un hecho si no real, al menos posible. Si el narrador dice que el personaje siente amor por una persona, le resulta verosímil, aunque esas personas no sean reales.
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Bueno, ahora no podré a leer con inocencia. Gracias.
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